Páginas del Libro

A continuación, un par de pruebas del libro, el Prólogo y un extracto del Capítulo 10. Disfruten.

Cadena de Eventos

Prólogo

Me encuentro sentado en un escritorio, delante de una pantalla plana de 20 cms. de ancho, haciendo memoria de eventos pasados. La computadora de mesa es un instrumento de uso diario, pero recuerdo cuando antes era un aparato de lujo y de poco alcance. Vaya, recuerdo se decía lo mismo sobre los televisores con cable, y luego las computadores con acceso a internet. Cómo han cambiado los tiempos. No es que sea algo malo, simplemente que era común ir a la biblioteca para buscar información en una librera amontonado de libros, además de ir a leer por simple diversión, y luego olvidar que un libro alquilado se tenía que devolver en un tiempo límite y te cobrarían una multa por libro entregado tarde.

Doy gracias a Dios de los acontecimientos pasados que formaron mi carácter, las cuales son una suma de eventos que han formado mi vida y me han llevado a donde me encuentro hoy.

Puedo ver unos cuadros en la oficina, uno que refleja mis metas y sueños, y otro que refleja el progreso en vida familiar, la cual inicia como una pareja de hombre y mujer, y años después aparece una persona más, y ya somos tres en el cuadro familiar.

Aprovecho a escribir los detalles finales de una obra nueva, además de agregar una página a mi diario electrónico.

Puedo ver hacia atrás y recordarme de ese primer día que mi familia llegó a ese nuevo hogar, donde sufrí cambios en la vida, tanta buenas como malas, pero ahora soy lo que soy por las decisiones que he tomado, y no me arrepiento de haberlas tomado.

Veo hacia la puerta, considerando que en cualquier momento mi esposa me estaría llamando para bajar al primer nivel para cenar.

Ya era tarde, y la comida hecha en casa no se puede ignorar y dejar enfriar. Cuando la mesa estaba puesta, había que parar de trabajar.

Además, nuestra adición familiar tenía una rutina que debía respetar. Cuando se trataba de la cena, era mejor no hacer a la familia esperar.

Eso era tan sólo uno de las tradiciones familiares que manteníamos vivo. Habían otras, pero este momento en particular era para recordar los tiempos de calidad que habíamos aprendido y mantenemos firme.

-Felipe, ya estamos listos.-

Se me acabó el tiempo, y debo dejar de escribir.

Aviso que ya voy a bajar en un minuto.

Claro, debo respetar que así va a ser, y calculo que tengo 30 segundos más para dejar un pensamiento terminado.

Termino de escribir y regreso a la primera página de mi nueva obra, dejando la computadora en modo 'descanso'.

Debo revisar todo de nuevo para ver cómo quedó la obra, pero eso será para más tarde. Ahora debo compartir con la familia, y sabiendo lo que nos tocaba de cena, iba a ser un plato delicioso para compartir alrededor de la mesa.

Comienzo a bajar las gradas, y al ver unos cuadros en la pared, hago memoria de tiempos pasados.

Todo comenzó en un día muy especial, y así me recuerdo de ese primer día al llegar a nuestro nuevo hogar, a un pueblo sencillo.

CAPITULO 10

Problemas Comunes

La habitación estaba oscura, pues lo único que lo iluminaba era una lámpara sobre la mesa de noche a la par de la cama.

Estaba sentado sobre una cama pequeña con un libro en la mano, las cortinas de la ventana estaban cerradas, ya que eran las 10:00 de la noche.

Me encontraba en la habitación sencilla de una cama en el Hotel Travel Lodge y necesitaba dormir. Todavía no era viernes pero sabía que al día siguiente iba a regresar a casa. De repente sonó el teléfono y contesté de pura inercia, sin quitar la vista al libro que escogí para ayudarme a caer dormido.

-¿Ya estás en cama?- preguntó la voz de una joven a quien conocía bien.

-¿No deberías estar dormida a esta hora, Vanessa?- dije tratando de sonar como un padre a punto de enojarse.

De todas las personas, ¿a quien más se le ocurriría llamarme tan noche?

-Te cuento la ultima noticia,- me dijo. -Estoy saliendo con alguien que maneja un Ferrari rojo.-

No sabía si enojarme por la impulsividad de mi amiga, o reírme pues parecía esto sacado de alguna telenovela.

Le seguí el juego.-Y es rico?-

-No tanto como lo vas a ser vos,- me dijo en broma, -pero es aventurero.-

Ya basta con tus niñadas! Pensé, Pero lo que dije en vez era menos pesado.

-Sabes que muchachos así les gusta buscar problemas, y luego te dejan con clavos muy serios y nunca son responsables por sus hechos.-

-Gracias, segundo hermano,- contestó, -mi hermano me dijo lo mismo.-

Por lo menos tiene a alguien mayor que la puede cuidar. Pensé, y luego recordé que su hermano ya no vive con ellos pues se fue a otro país a estudiar.

-Creí que no me ibas a dar una lección esta vez,- me dijo más seriamente.

-Lo hago porque me preocupo por ti,- contesté.

Hubo un momento silencioso, y pensé que le había hecho recapacitar un poco.

Me equivoqué.

-De todos modos, ya tenemos 4 días de salir juntos. Eso no lo voy a cambiar. Nos vemos.-

No esperó a que me despidiera, ya había colgado antes de que pudiera pronunciar una sola palabra.

Esa noche no dormí mucho. Estaba un poco preocupado por Vanessa, pero no iba a lograr hacerle cambiar de pensar hasta que hablara con ella cara a cara.

Soñe de nuevo que iba en una carretera, esta vez no podía ver a dónde iba. Mi destino era otro lugar.

-¿Problemas en el paraiso?-

El Coronel Sanders mi miró con la misma sonrisa que lo caracterizaba.

-Tengo amigos que tienen problemas, que quisiera resolver,- contesté.

-La vida es como una carretera,- me respondió. -Habrán obstáculos, desvíos, hoyos y charcos que se te van a atravesar, pero sí sigues tu camino trazado, estos sólo servirán para animarte a no perder el rumbo trazado. Son inconvenientes para mantenerte alerta. Si te mantienes enfocado, avanzarás con más determinación.-

Abrí mis ojos un poco más, considerando las semillas sabias que me ofrecía el Coronel.

-Quizá podrás resolver algunas problemas, quizá no, pero al estar dispuesto a ayudar te podrás sorprender de lo que puedes ofrecer sin ser el experto en resolver problemas.-

Asentí con la cabeza.

Iba a decir algo más cuando me di cuenta que ya no estaba mi pasajero acompañante, y tampoco estaba en la carretera.

Ya había despertado, y volví a la realidad actual.

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